¿Qué es el miedo?

El miedo es una respuesta emocional que está asociada a la realidad vital cotidiana. Es universal y conforma la génesis de nuestra estructura de ser, de actuar o de sentir ante la vida.
El miedo natural cumple una función de aviso, de señal de que nuestra estructura de bienestar o equilibrio natural puede verse dañada o amenazada, cercenándose así, en mayor o menor medida, nuestras coberturas de necesidad vital en sus distintas vertientes, áreas y niveles. Y el miedo, también funciona como respuesta para gestionar la protección de nuestros recursos esenciales.
El miedo se estructura como un continuo de activación o respuesta. De activación en función de la mayor o menor sensibilidad respecto a la estructura de necesidad amenazada y de nuestra capacidad de control o vulnerabilidad sobre la amenaza. De respuesta de mayor o menor intensidad en función del desorden que suponga para nuestro equilibrio y nuestra garantía de bienestar emocional.
El miedo puede ir desde la pereza (miedo a enfrentarse con la inseguridad en el área de necesidades creativas o estructurales) al pánico (miedo en las áreas de seguridad, libertad de ser, afectividad y estructura).
En función de como se gestione el miedo original, eficientemente, liberando y estabilizando el estado interior o, deficientemente, activando procesos de bloqueo, excitabilidad o alteración, nos encontramos con respuestas adaptativas que favorecen el equilibrio, la armonía y el orden homeostático emocional o con respuestas inadaptadas que generan alteración, desequilibrio, y desorganización.
A lo largo del proceso natural de adaptación vital y como consecuencia de distintas influencias de naturaleza diversa, tanto exógenas como endógenas, se van desarrollando mecanismos habituales de control del miedo que parchean la liberación, que distorsionan la percepción y que crean una realidad virtual a la que se va acomodando el ser humano. Esta realidad responde a una estructura de caos o entropía en la que estamos permanentemente activados para encontrar el equilibrio, favoreciendo estados de excitabilidad, activación vegetativa, ansiedad o estrés en sus distintas manifestaciones, gradientes y niveles.
La realidad natural desaparece de nuestras opciones perceptivas y desarrollamos patrones de cura en lugar de patrones de solución. Este miedo es subjetivo y engañoso. Este miedo nos mantiene sometidos en el caos.
Ana María Álvarez Sánchez
Psicóloga Terapeuta
1 comentario
JOSÉ MIGUEL GÓMEZ -
Mirar, hay MIEDOS "NORMALES" y MIEDOS "PATOLÓGICOS". El estrés, la ansiedad, el miedo son funcionalmente útiles. Incluso pueden llegar a ser agradables a veces. De ahí el éxito de los deportes de riesgo y las películas de miedo. Hay un escalofrío atrayente. Podemos considerar MIEDOS NORMALES aquellos que NO NOS ANULAN la CAPACIDAD DE CONTROL Y RESPUESTA. Ejemplo: El miedo a volar, pues sólo resulta insoportable para un pequeño número de personas.
Mientras que el MIEDO "PATOLÓGICO" corresponde a una alarma desmesurada. Se dispara con demasiada frecuencia y con umbrales muy bajos de peligrosidad; la aparición del miedo es demasiado fuerte. No está modulado y se convierte con frecuencia en pánico.